Ser agile para sentirte bien
No hace mucho que descubrí el mundo de la agilidad o como dicen los anglos “el mundo agile”. La verdad es que ha sido muy revelador tanto para mí personalmente como por la toma de consciencia del beneficio que puede conllevar en una organización, por eso me he animado a compartir mis ideas sobre el tema, contigo que me estás leyendo.
Para una personalidad como la mía, que históricamente ha estado muy cercana al perfeccionismo (aún ahora, de vez en cuando sigo siéndolo….tu sabes, la cabra tira al monte), la realización de cualquier tarea, el emprender cualquier proyecto o desarrollar algo, siempre se movía en un escenario donde nunca era lo suficientemente buena, siempre me faltaba algún detalle para que realmente me sintiera satisfecha con el resultado y con esta mentalidad, como imaginarás si te sientes identificado/a, es complicado sentirse bien, pues ese “nunca va a ser lo suficientemente bueno” es una fuente de gran sufrimiento e insatisfacción.
Ser agile consiste en no esperar a que todo sea perfecto, se trata de atreverte a probar, a equivocarte, pues es ahí, donde podrás comprobar en la realidad, en el terreno, que es lo que pasa, lo que te sirve, lo que no y poder mejorar tu estrategia, tu producto, tu proyecto, etc.
El mundo de las ideas es peligroso y te puede jugar malas pasadas, ya que las creencias erróneas o que nos limitan, los miedos, los y si esto….y si aquello…pueden hacernos entrar en bucle, demorar el paso a la acción, a veces incluso sin llegar a hacer nada y, sorpresa! Muchas de las cosas que tememos o pensamos realmente no van a ocurrir, ¿por qué no entonces pasamos antes a la acción para en el mundo de lo terrenal averiguar lo que ocurre y en consecuencia poder decidir, mejorar y demás?.
Como se define en agile, se trata de adelgazar y deshacernos del desperdicio para quedarnos con lo que realmente aporta VALOR, es decir el magro o “lean” como dicen los que comenzaron a verlo en un primer momento. Cuántas cosas hacemos en nuestro día a día que, si las analizáramos, nos daríamos cuenta de que “son grasa” (la multitarea, la burocracia, las reuniones, el correo electrónico, whatsapp etc).
No se trata de correr ni de ser impulsivo en las decisiones, se trata de ir fijándote en las tareas y cuestiones que te aportan valor y que le aportan valor al de enfrente, e ir validando poco a poco, ajustándote a lo que esa persona, tus compañeros, tu cliente, tus stakeholders, esperan de ti.
Trasladándolo a los entornos de trabajo o al mundo de las organizaciones, se debería de partir también del ser agile antes del hacer agile, me explico, de nada sirve que se decida dentro de una empresa trabajar con marcos de trabajo como Kanban, Scrum, Extreme, Lean u otras, si no nace de una transformación cultural de la organización apoyado en valores como la transparencia, la valentía, la comunicación (feedback), liderazgo como “servantleaders”, la colaboración versus el poder, poner el foco en el valor y evitar multitasking, personas y sus interacciones por encima de los procesos, entre otros.
Una vez que tengamos esto ya podemos ver de qué manera cambiamos la forma de trabajar y las dinámicas.
Para esta transformación, los que estamos gestionando y desarrollando el talento y/o liderando los departamentos de personas, ya sea desde dentro de una organización o desde un acompañamiento externo, tenemos mucho que hacer y aportar a promover esta transformación/revolución.
Tanto si eres una persona como si eres una organización, estarás de acuerdo conmigo que lo que es común para todos es que estamos viviendo una situación como poco compleja. Precisamente este es el indicador que nos avisa para “being and doing agile”, porque no se trata de que adoptemos la agilidad en todo momento y en toda circunstancia, pero cuando no tenemos certeza de qué va a suceder o cuando hablamos de personas y sus relaciones, la complejidad viene de la mano y es en la complejidad donde ser y hacer agile es beneficioso.
Por todo lo que he comentado, espero que te hayas hecho una idea de que beneficios tiene la agilidad y como puede ayudar a mejorar tu bienestar y el de las personas que forman parte de tu empresa o entidad:
- Grupos de trabajo multidisciplinares donde la diversidad enriquece y aporta a un bien común.
- Iteración constante, para revisar y con un feedback continuo (con cliente y stakeholders) poder mejorar el producto o el trabajo, testando y asegurándote que el resultado esperado coincide con el final, ahorrando seguramente costes y tiempo.
- Redarquia y colaboración versus jerarquía donde no se permite el empoderamiento de las personas ni el aprendizaje.
- etc.
Así que ya sabes, si te pasa como a mí y el halo de la perfección viene a visitarte de vez en cuando, resiste y no caigas en sus garras y te paralices.
Recuerda este mantra “PDCA” (Herramienta para la mejora continua, creada por Edwards Deming, en los años 50. El ciclo PDCA o ciclo de Deming es un método cíclico que aporta una ayuda a la empresa permitiéndole mejorar su propio desarrollo y que aplicándola también a nivel personal puede ser útil).
- Plan: Planifica lo que quieres hacer o conseguir (eso sí, sin pasarte en la planificación porque en entornos líquidos y complejos no tiene mucho sentido).
- Do: prueba y ejecútalo.
- Check: chequea, revisa y comprueba cómo funciona y si se tiene un feedback continúo mucho mejor.
- Act: Actúa en base al análisis previo con la finalidad de realizar mejoras.
Por último, quería animarte a que tengas paciencia. Toda transformación, ya sea personal u organizacional, requiere tiempo. Agile no es algo que se instale de repente, es un proceso y como tal requiere un espacio y tiempos para que se interiorice y repercuta en el bienestar.